por Mónica Berman
para Máquina de Escribir
Regresar al punto de partida, ésa es una acepción posible de “volver”.
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La intervención se define como una
apropiación breve y sorpresiva. Los frentes se modifican porque los espacios
son ocupados, uno a uno, de manera sucesiva o simultánea: una pareja de
bailarines o más de una. Bailar en el vano de la puerta, aparecer y
desaparecer, la pileta del patio convertida en superficie de desplazamiento o
las escaleras.
Andrea Castelli demuestra que cualquier
espacio puede devenir ideal para bailar. Convierte los sitios imposibles en
lugares de baile, escalones, barandas, pequeños rincones. Y arma para cada espacio
un movimiento que lo habita, que lo recorre, que, fundamentalmente, lo
convierte en otra cosa. Que desplaza su funcionalidad original, la escalera no
“sirve” para subir o bajar, no es un puente entre un arriba y un abajo, la
pileta no está para lavar. Pero además, ese desplazamiento que altera los
espacios también lo lleva adelante con los cuerpos ¿alguien imagina un tango
tradicional? Pues no. Lo que se produce es una tensión entre el pasado y el
presente: lo que el museo rememora y el recorrido actual de los espectadores,
las grabaciones originales de Gardel, con los pasos y los cuerpos
contemporáneos.
Gestos de hoy en un vestuario que remeda
el ayer. Volver es, entonces, un modo de intervenir el tiempo y el espacio.
Sobre “VOLVER”.
escribe Laura GaragliaIntervención coreográfica de Andrea Castelli
en el Museo Casa
Carlos Gardel.
Gardel es el tango.
Es la pinta. Es, cada vez más, la voz. Mito que se expande con el tiempo porque allí,
cuanto más se aleja en el tiempo más se percibe en el aire, como la infancia.
En ese barrio de madreselvas en flor, en los besos sonoros de los amores de
estudiantes, en el rinconcito arrabalero con toldo de estrellas, en todas esas
imágenes dulces cuyo aroma pugna por volver a través del tiempo perdido, cuando
hemos crecido tanto y olvidado tanto, ahí está él.
Y ahí está su casa, Como botón o gran mercería de muestra de lo que fue
su vida, sus pasos, prendas, documentos, su casa museo, espacio material del
pequeño museo gardeliano que los porteños amantes del tango llevamos guardado
en el corazón.
Y como un latido de ese corazón que se saliera del cuerpo y se hiciera
danza, ahí está “Volver”, de Andrea Castelli.
hiciera en otros museos, nos abre las puertas de una experiencia
que une lo iconográfico con lo sonoro y pone todo en movimiento a nuestro
alrededor. En los cuerpos de los cada vez más bellos y sabios bailarines de ese
equipo (se ponen cada vez más churros ellos, cada vez más percantas celestiales
ellas), bailamos con los ojos, con la mirada y un poquito con los pies, por qué
no. Viéndolos, entendemos que lo clásico y lo nuevo nunca dejan de trenzarse en
esos tangos de Gardel, y ellos demuestran que todo está contenido en ese patio:
ayer, hoy, mañana. Porque ahí en el futuro también está Gardel, también está el
tango, también un patio de malvones.
Y también está el riesgo. Hay momentos de “Volver” en los que vibra
nuestro espíritu ante las destrezas de los intérpretes y hasta tenemos un
vértigo. Pero ¿qué sería del arte que se acomoda en la mecedora? Ese morocho
que nos fulmina con su sonrisa, fue un artista arriesgado y valiente. Y
entonces, los bordes, las barandas, las cornisas también lo representan.
Y esa mujercita. Atraviesa el espectáculo con su grácil figura, única
entre todas cuando pasa, pero confundida como un animal que se mimetiza en la
selva, con toda la belleza de Buenos Aires.
Andrea Castelli lo hizo otra vez. Con su calidad y honestidad artística,
con su varita mágica que tiene sonido de bandoneón. Con un as en la manga: la
voz entera e inmensa de Carlitos. La voz. Conocida como la canción de cuna,
misteriosa como el amor. Castelli puso la púa en el borde del disco y nos llevó a Fabulandia,
mundo de tango: esta vez en su propia casa y atendido por sus dueños.
revista
Bajo dirección de la bailarina y coreógrafa platense Andrea Castelli, hoy viernes 5 de julio se estrena a las 21.30 una más que interesante propuesta: intervención coreográfica “Volver”, un recorrido performático por el Museo Casa Carlos Gardel y por la historia de la cultura popular argentina a través de la música, la danza y el cine sonoro.
